Todo lo que pasa cuando fumas

martes, 29 de septiembre de 2009


Si hay algo que soporte menos que el humo del tabaco es a toda esa gente que defiende a capa y espada su consumo con argumentaciones absurdas que no tienen razón de ser. Cuando hace unos años se aprobó la ley que limitaba el consumo de tabaco en los establecimientos, tenía la esperanza de que fuese un paso adelante para mejorar la salud de fumadores y no fumadores, y ya de paso para no tener que dejar la ropa aireándose en la terraza cada vez que se volvía por la noche después de tomar unas copas.


Por desgracia no fue así y la ley no sirvió para nada, principalmente por sólo exigir una zona de no fumadores a los locales grandes (una minoría en España) y a los pequeños dejarles elegir si quieren ser para fumadores o para no fumadores. Más que una elección, esta medida era una amenaza por parte de algunos fumadores: “Si en tu bar no se puede fumar, me voy al de al lado” y por tanto su utilidad ya quedaba en entredicho antes de que la ley se hiciese vigente. Además, convertir, como se pretendía, a los ciudadanos en jueces para denunciar a los bares que incumplen la ley tampoco lo veo como una solución factible.

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